Mientras el futuro financiero de Estados Unidos se está debatiendo en la comparecencia del día de hoy martes 23 de Septiembre, mientras estoy escuchando a los chairmans Paulson por parte del Tesoro Americano, Bernanke por la Reserva Federal, Cox por la SEC y James B. Lockhard III por la flamante FHFA, no hago más que escuchar alegatos políticos a necesidades de acciones financieras. Un tema grave.
Es impresionante ver cómo la gente que toma las decisiones financieras en último lugar (los congresistas) tienen un enorme temor de la percepción política que pudiera tener el acto de autorizar elevar el techo de endeudamiento para la deuda pública y dar ese llamado “cheque en blanco” (que en realidad tiene unos 700 mil millones de dólares).
Cuando todo es percepción en este momento, puesto que se trata de una crisis de confianza en la contraparte (hablando de los bancos), escatimar los esfuerzos con respecto a este programa de rescate, podría hacer (como de hecho lo viene haciendo) que los esfuerzos sean insuficientes y nuevamente se tenga que lanzar un nuevo programa de emergencia para reparar la siguiente fuga.
El problema está de este tamaño: tenemos una tubería vieja e ineficiente que comienza a romperse en pedazos, la presión es tan grande y la había contenido por tanto tiempo que cada vez que se le aplica un pequeño parchecito se rompe la tubería por otro lado.
Lo que ha pedido la Fed, luego de haber pedido una enorme abrazadera para tapar una parte de la ruptura, donde se pensaba que estaba más débil el sistema (el rescate de Fannie Mae y Freddie Mac) es un tubo con el cual rodear al actual para evitar que estalle viendo la debilidad que tiene.
Una de las partes más interesantes de la comparecencia, es la redundancia en la idea “ya estamos hartos de verlos venir a pedir fondos repetidamente”, bueno a tanto llego esa redundancia que incluso por un breve momento el secretario Paulson pareciera haber llegado a la desesperación y declarara que no le gustaba estar en la posición de acercarse al senado para pedir nuevos poderes, que no había hecho las cosas de manera que así resultaran, pero que en este momento estaban ahí con dichas circunstancias y que su único trabajo era hacer una recomendación al Senado, sobre qué era lo más saludable por hacer, pero que de ellos sería la decisión final.
El problema para el Senado, es que ellos tendrán que ser los que tomen la decisión de aumentar la deuda de los Estados Unidos a un nivel que no se veía desde 1954, estamos hablando de hacer una deuda de 2300 usd dólares per caplita en USA.
El argumento que Paulson y Bernanke están poniendo sobre la mesa, es que un cataclismo financiero puede producirse si no se toma esta acción y se toma rápido.
Dentro de los argumentos más clarificantes de este mecanismo están los del chairman de la Fed, Ben Bernanke, quien explicó la naturaleza de los activos tóxicos que se desean quitar de los estados de cuenta de los bancos para impedir que sigan afectando la confianza de las contrapartes de estos, sobre sus oportunidades de seguir existiendo.
Existen estos paquetes de deuda que se revendieron como un instrumento estructurado de deuda, los cuales se están teniendo que vender de manera inmediata para evitar que su precio de mercado cada vez más pequeño, siga afectando el estado de cuenta de los bancos.
Para explicarlo un poco mejor, pensemos que tu eres una de estas instituciones financieras con bonos tóxicos, y que estos bonos tóxicos son unas acciones de alguna empresa, que parecía antes buena pero está quebrando, por lo que el valor de esta acción se está deteriorando aceleradamente.
Tú inicialmente compraste esas acciones con un préstamo (como siempre lo hacías, esto te daba la posibilidad de ganar más que otros), es decir, le pediste prestado a otro banco para comprar estas acciones, y el respaldo de ese préstamo era precisamente esta acción que cada día valía más hasta que comenzó a perder valor. Como ya no vale lo que valía en un principio esta “acción “ tu primera necesidad fue pedir nuevos préstamos para garantizar el valor perdido de tu acción, y como cada vez te estás endeudando más para cubrir el valor que ya no tiene tu acción tóxica, llegas al momento de decidir tomar tus pérdidas por esta, ahora mala jugada, y tratas de colocar en el mercado (vender ) esta acción que hoy llamamos un activo tóxico. El problema es que no eres el único, por lo tanto cada vez pierden valor de manera más acelerada, cada vez es más difícil de colocarla y por lo tanto cada vez vale menos.
Sin embargo, a diferencia de una acción, este activo tóxico, tiene en sí, la promesa de pago de esas hipotecas de las que surgieron, que claramente vale mucho más de lo que ahora se está ofreciendo por ellas, porque a diferencia de su valor de mercado, su último respaldo (la casa de los que están ahora en esta crisis) podría llegar a valer mucho más, una vez que la caída del mercado de vivienda termine.
Lo que está solicitando el Departamento del Tesoro y la Fed es tener la autoridad para comprar este tipo de bienes y sostenerlos hasta que se haya resuelto la crisis de vivienda y por lo tanto poderla vender en un momento más competitivo y recuperar incluso más dinero del que se haya invertido.
Me parece que el mecanismo para rechazar esta propuesta está jugar con la incapacidad del contribuyente (o más bien el votante), de entender que no hay forma de hacer que esos bienes que costarían a groso calculo, según la Fed y el Tesoro, los 700 mil millones de dólares, no es posible que valgan nada, por lo que la inflación de esta deuda pública es meramente temporaria y aparente.
Lo exacerban haciendo ver que ni el departamento del Tesoro ni la Fed tienen una idea clara de cuánta diferencia hay entre el valor de venta actual de estos bienes y el valor real de estos bienes. Como explicó en su momento durante esta comparecencia Ben Bernanke, no hay forma de saberlo a ciencia cierta, los bancos saben más o menos cuánto valen, pero como están con una falta de confianza, pues la gente no puede confiar en cuanto dicen creer que valen estos bienes, porque podrían inflar el valor de madurez (cuando las hipotecas empaquetadas y vendidas tengan que ser pagadas) para salvar su pellejo, por lo que es incierto el valor real que se podría recuperar de esta compra.
Otra forma de jugar con la negativa a rescatar el sistema financiero, fue preguntarles en una muy teatral pregunta “¿Me podrían mirar a los ojos y decirme que no hay riesgo de pérdida para los contribuyentes en esta línea de acción que están proponiendo?”. A lo que obviamente tanto Paulson como Bernanke tuvieron que decir rotundamente ¡No hay garantías!.
Esto sería tanto como pedirle a tu corredor de bolsa que te garantizara que no habría pérdidas con la compra de una acción que te está recomendando.
Dentro de las confesiones arrancadas al paso de este juego de ¡no te lo autorizaré así como así ¡y el argumento, de ¡Ni te imaginas en la que te metes si no lo autorizas!, surgieron algunas interesantes:
Paulson dijo, claro que hay algo de experimentación, es algo que nunca se había hecho y no sabemos con exactitud qué mas pasará.
Yo no veo, cuál es la necesidad de obligar a las autoridades detrás de este proyecto, a hacer evidente algo que era claro para todos, sin embargo lo que si entiendo es que la pura percepción que se pudiera tener al arrancar esta declaración, lleva a un deterioro de la confianza en que esta solución tenga efecto, lo que claramente es el objetivo (regresarle la confianza al mercado) y si no se logra calmar al mercado, seguirá devorando presupuesto gubernamental a mordiscos cada vez más grandes.
Finalmente el viernes se reunirán para debatir si aprueban o no la propuesta, la advertencia fue puesta en la mesa: ¡El mercado necesita una clara señal de qué va pasar, y la necesita pronto!” como les recalcara Bernanke.
Si algo puede quedar claro es una cosa: A nadie le gusta estar en la posición de tomar
esta decisión, sin embargo, me parece que mucho menos les gustará ser señalados en la historia como aquellos que dejaron caer el sistema financiero de la economía más grande del mundo.
Por Sergio Rocha.
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